Como amante de la novela romántica sería pecado negar mi clara predisposición a enamorarme de caballeros nobles, serios y ligeramente refunfuñones. En la mente y en el corazón de todas nosotras reside una figura que, de forma icónica y sutil, se ha quedado marcado a fuego. Por supuesto, estoy hablando del Sr. Darcy. No es necesario que contextualice la obra en la que este personaje cobra vida pero sí que quiero reflexionar acerca de por qué me llama o nos puede llamar tanto la atención este personaje.
¿Por qué todas amamos al Sr. Darcy?
El señor Darcy es el claro ejemplo de hombre de poder, con responsabilidades y cargas derivadas de su posición, con prejuicios derivados de su clase y con una clara predisposición a mantener un círculo cerrado de amistades que él considere que están a la altura. Sus expectativas son muy altas respecto al género opuesto, es intransigente respecto a los errores y confusiones de otras personas y se niega a aceptar lo que considera que no es justo. No quiere alternar con personas que pertenezcan a otra clase social y, por supuesto, prefiere permanecer callado antes que no decir nada de valor. Es capaz de ser mortalmente sincero con sus amigos aunque eso suponga romperles el corazón porque considera que es lo acertado. Es orgulloso, vanidoso e intachable. Después de enumerar todas estas «maravillosas» cualidades me sigo preguntando: ¿por qué nos atrae tanto?
A simple vista es un hombre que no nos convendría a ninguna, ¿verdad? Un hombre arrogante, obstinado, con prejuicios y sin humildad. Entonces, ¿por qué nos ha enamorado? Creo que debemos sentarnos en el diván y analizar a este personaje punto por punto.
La evolución del Sr. Darcy
Uno de los conceptos básicos de cualquier obra, sea del género que sea, es que los personajes tienen que sufrir una evolución desde el inicio hasta el final de la obra. Unos cambios que pueden ser pequeños e insignificantes pero que apilados unos sobre otros pueden suponer la transformación de una persona: su paso del gusano a mariposa. De igual forma, esos pasos hacia delante no tienen que ser necesariamente perceptibles para el personaje. Una de las habilidades que más admiro en los escritores y, en concreto, de las autoras de romántica, es que son capaces de enamorar a un personaje sin que se de cuenta. Pero Darcy es un personaje que aprende y cambiar tras recibir un rechazo y un fuerte golpe a su ego y convicciones.
Recuerdo ese primer baile. El señor Darcy se niega a bailar con Lizzy e incluso, se atreve a realizar un comentario poco acertado sobre ella. En resumen: no es lo suficientemente buena para él. ¿Quién lo es? Como bien dice Lizzy un poco más adelante: es imposible que puedas encontrar a una sola mujer que logre cumplir tus altas expectativas. Bueno, recuperemos la compostura y sigamos con el análisis.
Ese primer baile traza una línea clara entre los personajes: sus personalidades, ambiciones y sueños. Queda claro que Lizzy es inferior y Darcy, un hombre sin escrúpulos. Pero, ¿acaso Darcy puede negar que esa primera mirada con Lizzy no le paralizó el corazón? Todas lo sabemos: caíste rendido y no te diste cuenta. Conforme suceden los capítulos y los caminos entre Lizzy y Darcy se entrecruzan, las opiniones que comparten entre ellos se hacen cada vez más insalvables. Nada parece ir bien y mucho menos, cuando Darcy arruina la felicidad de la hermana de esta. ¡Qué nefasta decisión, Darcy! Lizzy no podrá permanecer en silencio y ante la sorprendente declaración de Darcy decide sacar a relucir todo lo que piensa de él.
Todo se ha terminado. Él se ha declarado y ha salido escaldado. Aunque claro, decirle a una mujer que la amas a pesar de que toda tu razón te dicta que no lo hagas, que existe una importante diferencia social y que toda tu familia carece de decoro y educación… ¿qué mujer podría decir que sí? ¡Es imposible! Es un hombre arrogante y sin delicadeza. Bajo mi punto de vista esa conversación marca un antes y un después en la vida de Darcy. Las fuertes convicciones y prejuicios que mantenía debido a su educación, posición social y relaciones le han llevado a pensar de forma errónea y las directas palabras de Lizzy no solo le romperán los esquemas sino que le abrirán los ojos. Todos los reproches serán el inicio de una transformación. Pero, ¿acaso los sentimientos que ya sentía por ella no eran suficiente detonante? Por supuesto, y así comienza el cambio para Darcy.
Darcy es el producto de una sociedad, el resultado de una educación, la consecuencia de una cultura basada en las clases sociales. Esa superioridad que sentía que tenía, esa arrogancia, esos prejuicios y esas ideas tan tajantes colisionarán con la verdad. Desde su punto de vista, todo lo que hace en la obra está justificado y responde a sus dictados morales, juicios y educación pero, ¿acaso es lo correcto? Darcy se dará cuenta que estaba muy equivocado. Este cabalero es el claro ejemplo del poder transformador del amor.
Las declaraciones del Sr. Darcy
He dicho que los cambios se demuestran con acciones pero en ocasiones, el poder de las palabras es incalculable. Podemos analizar la evolución de Darcy comprendiendo el mensaje de sus declaraciones de amor. Como todas sabemos, hay dos:
––Señorita Elizabeth, he luchado en vano, y ya no lo soporto más. Estos últimos meses han sido un tormento. Vine a Rosings con la única idea de verla a usted. He luchado contra el sentido común, las expectativas de mi familia, su inferioridad social, mi posición y circunstancia, pero soy incapaz de contener mis sentimientos y estoy dispuesto a dejarlos a un lado y pedirle que ponga fin a esta agonía.
En su primera declaración podemos ver arrogancia y cierto desdén, desesperación y superioridad. Sin duda, una declaración muy poco atractiva. ¿Recordamos como encaja el rechazo? Con vanidad y orgullo. Atacando a la pobre Lizzy y juzgando a su familia y su posición. Muy poco caballeroso.
Debe saber…seguramente sabrá que fue por usted, es demasiado generosa para jugar conmigo; sé que hablo con mi tía anoche y eso me dio la esperanza que escasamente me había permitido tener antes. Si sus sentimientos son los mismos que en abril, dígalo de una vez; mis afectos y deseos no han cambiado, pero una palabra suya me silenciara para siempre… Si…si sus sentimientos hubiesen cambiado tendría que decirle que me ha hechizado en cuerpo y alma y la amo, la amo, la amo; no quiero estar sin usted otro día.
Esta segunda y última declaración es sincera, auténtica, llena de arrepentimiento, esperanza, humildad y deseo. Nace del corazón, de unos sentimientos sinceros, del arrepentimiento auténtico, de la devoción y de la sinceridad. No hay ataque ante su persona. No se menciona la posición social. Ni los miegos ni los prejuicios. Él reitera su amor de forma sencilla y auténtica sin esperar nada a cambio. Si ella le hubiera dicho que no, lo habría aceptado con caballerosidad. Quiere que ella sea feliz. No ha facilitado un matrimonio honrado para sus hermanas porque esperaba que ella se lo agradeciera o le amara por ello. Lo hizo porque sabía que eso le haría feliz. Eso, amigas mías, es amor.
En definitiva, ¡claro que no amamos al arrogante Darcy! Amamos su camino, su evolución, sus acciones, sus deseos y sentimientos. Odiamos al arrogante y vanidoso caballero que rechaza a Lizzy, odiamos el desdén con el que la trata, odiamos los prejuicios que tiene sobre su familia y amistades. Por supuesto, es inaceptable. Pero amamos su arrepentimiento, su humildad, el cariño hacia su hermana, cómo enmienda sus errores, la sinceridad de sus sentimientos y la pureza de su declaración.
¿Qué opináis de mi reflexión sobre el Sr. Darcy?