Los villanos
Bienvenidos de nuevo a un nuevo post relacionado con mis aventuras como escritora. En este caso, vengo a hablar con vosotros de algo que lleva mucho tiempo rondando por mi mente y que es fruto de años de compadecer a los personajes menos agraciados de las historias que he leído. Hablo de los villanos. Sí, esos personajes malvados hasta la médula, corrompidos por el poder, con verrugas en la nariz, con ansias de dominar el mundo, con tendencia a matar a nuestros personajes queridos y con tan mala suerte que los hemos condenado a un rincón exiliado de nuestro corazón.
Salgo en defensa de los villanos literarios
Hoy, vengo a defender a esos malvados personajes. Estaréis pensando que quizá esté loca pero quiero exponer mis motivos. La esencia de toda novela es obtener un equilibrio entre desarrollo de personajes y armoniosidad en la trama pues bien, a título personal considero que la creación de unos buenos personajes es clave para que una historia sea creíble. Sin embargo, todo lo perfecto y puro trae consigo a su némesis perfecta, el caos y la destrucción. Los villanos. Todos los príncipes tienen que enfrentarse a unas malvadas brujas para salvar a la princesa. Todos los superhéroes tiene que destruir a esos superhéroes que no se ajustaron a las mallas adecuadas. Todos los revolucionarios tienen que destronar la tiranía de los déspotas. Y yo me pregunto… ¿alguien ha pensado en los sentimientos de esos pobres villanos?
El 99% de las novelas que se publican están protagonizadas por esas personas “buenas” que nos narran la historia desde su punto de vista y el malo malísimo encarga la putrefacción del alma. ¿Alguien se ha puesto en el punto de vista de esos malos? No os preocupéis, responderé rápidamente a esa pregunta con sinceridad. NADIE. A nadie le importa que ese villano haya tenido seguramente una infancia traumática y que por eso tenga tendencias homicidas, o que sus padres le abandonan y que por eso necesite secuestrar a personas para sentir la compañía humana, que le guste manipular las emociones de otras personas porque traicionaron su corazón hace tiempo, que le gusta … Podría decir muchos alegatos en su defensa.
¿Nacen villanos o se crean villanos?
Sinceramente, salgo en defensa de estas pobres almas que se han ganado nuestra repugnancia y odio y que solo han sido creadas para un fin claro y determinado, ser los enemigos mortales de los queridos protagonistas. Su única función es detener, incordiar, perturbar e incluso, agredir a los que roban más protagonismo en las páginas. Me duele decirlo pero no es oro todo lo que reluce y en ocasiones, me interesa más la vida de estos personajes que del propio príncipe.
Adoro las novelas que se atreven a mostrarnos retazos de las experiencias vitales o el punto de vista de estos villanos para que tengamos una visión más completa de su historia y de los motivos por los que están haciendo tal o tal cosa. Necesito comprender todo.
Por eso, pido que reflexionemos sobre si estos personajes se han ganado nuestro odio porque realmente se lo merecen o si han sido los autores quienes los han puesto para estar en discordia.
Personalmente, soy de las escritoras a las que les encanta conocer a estos personajes y que se detiene a darles su papel en la historia. No son meros elementos discordantes sino que son elementos vivos que cambian con la historia e influyen en ella. Si queremos que el personaje bueno nos cuente sus hazañas, ¿por qué no conocer a esos villanos también?
Salvemos a los pobres villanos.